Como ayer no pude poneros el primer capitulo aqui tenéis los tres primeros capítulos de este libro, la EM sale a la calle y con ellos un suceso que hará que los amigos de Julián le odien.
Capítulo 1: De cómo se interroga a un muerto
-Sabes de sobra cómo acaban los
héroes-le dijo conteniéndose a duras penas-. No tienen mujeres ni hijos y no
llegan a viejos.
Cornelia
Funke, Muerte de tinta.
La historia nos demuestra
que los héroes solo son aquellas personas que mueren por un ideal y aquel 19 de
mayo de 2011 nació uno, Julián Tejado un gran héroe aunque en ese momento yo no
pensará que lo fuera. Ese día fue un antes y un después en nuestras vidas, en
la vida de “Los supervivientes de la catástrofe de las mercedarias”.
Era la madrugada del 21 mayo de 2011 después de una fatigosa
noche luchando contra la muerte la policía nos seguía atosigándome con
preguntas sin pensar en si estaríamos cansados o no. Y allí estaba yo, Carlos
Mejuto, sentado en una mesa de interrogatorio harto de aquel policía peinado a
raya castaño claro con algunos síntomas de la vejez, canas, con la cara delgada
y ojos cansados verdes.
-Me está deslumbrando el foco mucho, lo podría quitar de mis
narices-dije enfadado, no había pegado ojo desde hace 2 días y estaba irritado
por ver morir a mis amigos.
-No. ¿Entonces sois de la EM?-me pregunto el policía.
-No, nosotros tenemos dieciocho años y pensamos... bueno mis
amigos creían que algo raro ocurría en el colegio en el que yo estudiaba y
descubrimos una sociedad terrorista de la iglesia-le respondí-Esa es la EM
-¿Sabes qué de los 20 que erráis, solo quedáis 10?
-¡Y qué! No he dormido desde hace 48 horas ¿me puedo ir?
-No. Hace dos horas hemos encontrado a Leonel Malhadas
muerto. ¿Sabes lo que le ha pasado?
-Si lo mato una sucia asesina-Entonces dije en voz
baja-¿Leonel Malhadas? Eso es imposible era José Martínez.
-Habéis hecho enfadar a dos equipos de fútbol habéis hecho
un boquete enorme en plena entrada del jardín botánico y el colegio de tus
amigos esta hecho un caos, Carlos Mejuto cuéntame todo lo que ha pasado estos
dos días.
-En este diario lo tengo todo escrito léelo y veras.
-No quiero leer, quiero que me digas lo que ha pasado estas
48 horas.
-Vale se lo diré:
Todo había ocurrido muy
rápido de repente Julián me había contado todo lo que había pasado en aquellas
catacumbas:
19:00
Hay nos encontrábamos Julián y yo, durante el transcurso del
relato de Julián mis padres me habían llamado diciendo que harían compañía a
los padres de Julián toda la noche y que al día siguiente seguirían buscando.
-¿Y ya está?-dijo Carlos.
-Si eso es lo que ha pasado-dijo Julián-¿Puedo poner la
tele? Quiero saber si el Real Madrid ha ganado la liga y el Atlético ha ganado
la UEFA EUROPA LEAGUE tengo que despejarme, hay que llamarles, estoy muy
cansado-en ese momento el móvil de Julián sonó con su canción de STAR WARS, era
Leticia-¿Si? ¿Leticia?
-Hola-dijo Vanesa León.
-¿Cómo? Vanesa ¿Y Leticia?
-Está bien. Solo que esta noche es el día de fiesta para la
EM ya que voy a matar o a tu amiguita o a ti. Tu tendrás que decidir si quieres
que viva, si así lo quieres, ven justamente a las 00:00:00 ni un segundo más y
ni un segundo menos. Adiós.
-¿Qué pasa Julián?-le preguntó Carlos
-Que voy a morir…
00:00:00
Allí estaba Julián delante de la iglesia del colegio
mientras la lluvia seguía cayendo indiscriminadamente. Julián tomó aire y noto
como el tiempo se detenía a cada paso que daba, subió las tres escaleras de la
iglesia pensando toda su vida en imágenes, le fastidiaba no poder rodar la
película sobre esto. Al llegar a la entrada observó que los asientos de la
iglesia estaban guardados y dejaban ver el mármol del suelo tan hermoso y en el
centro de la cruz latina se encontraba una Leticia con la cara llena de
magulladuras y una Vanesa León que al ver a Julián se le iluminó la cara .
-Disculpa por su rostro pero uno de mis hombres no se ha
podido controlar-dijo con una estúpida sonrisa que cabreó aun más a Julián-Mira
Leticia, Julián Tejado Flores ha venido aquí a morir-y dicho esto con su
pistola pego un tiro a Julián que cayó al suelo.
Al principio sintió como fuego en el pecho después humedad
al estar en vuelto de sangre y empezó a gritar de dolor Leticia se abalanzó a
Julián llorando y manteniendo la mano en la hemorragia. Vanesa sacó el cuerpo
de Leonel de donde estaban guardados los asientos de la iglesia, Julián pudo
ver el rostro de aquella figura… no era Leonel sino José Martínez aquel chico
que se fue sin despedirse.
Vanesa sacó un hierro quemado con el símbolo de la EM y se
lo clavó en la mano derecha inerte de José y a Julián hizo lo mismo que
aprovechaba las ultimas bocanadas de aire, su grito resonó por toda la calle
puebla y murió. Vanesa se alegró, le advirtió a Leticia y se fue al convento.
Leticia no paraba de llorar desconsolada mente y finalmente con la última
fuerza que tenía gritó:
-¡MALDIGO
A LAS CATACUMBAS MERCEDARIAS!
En
ese preciso momento cuando Vanesa se había ido Julián empezó a toser y se quitó
rápidamente la camisa cayéndose unas 10 placas metálicas que tenía pegado con
esparadrapo dejando ver en su torso velludo una marca roja en el pecho del
disparo recibido que no había atravesado carne. Leticia casi le da algo al ver
a Julián levantándose y después le dio un gran abrazo.
-Chicos
salid-nos dijo Julián.
Capítulo 2: De cómo Julián murió y después vivió
La vida es tan efímera
-¿Cómo logró tu amigo
sobrevivir?-dijo el policía.
-Los héroes no pueden morir ni el inútil de Julián-contesté
enojado.
Después de recibir la llamada de Vanesa León, Julián y yo
nos preguntamos como fingir su muerte sin que muriera y después de muchas
disparatadas ideas se me ocurrió algo viendo los restos de unas obras de mi
casa, cogí 10 planchas de metal y al juntarlas me pareció que era buena idea
para parar una bala. Después de tener el como, llamamos rápidamente al segundo
grupo para rescatar a nuestros amigos.
Primero apareció Alejandro Casas con una bolsa llena de
sangre falsa la cual con cuidado preparamos y la pegamos a las planchas las
cuales fueron pegadas con cinta americana al cuerpo de Julián, menos mal que
suda mucho en verano sino hubiera sido muy difícil quitarle la cinta americana.
Cuando ya estaba todo preparado, yo hice un botiquín por si lo necesitaban los otros
y una camisa para Julián, él se quedó en la cocina explicando a los que venían
lo que había ocurrido y comiendo como un poseso. Jorge Bermejo fue el segundo en
venir con una mochila grande con linternas y navajas albaceteñas. Adrián
Utrilla llegó con Raquel con una mochila llena de comida y botellas de agua
para nuestros amigos. Salimos de mi casa a las once y media y en la entrada del
colegio nos separamos, mientras Julián afrontaba su ficticio final no muy
convencido de que funcionará nosotros conseguimos abrir la puerta subterránea que
había en la calle Valverde para entrar en las catacumbas como había hecho
Julián en su cumpleaños, pero esta vez entramos en el confesionario. Allí oímos
todo lo ocurrido y en cuando oímos el disparo la tensión crecía en el pequeño
habitáculo ya que no sabíamos si el plan había funcionado o no posteriormente
oímos a Leticia llorar, gritar y depuse Julián nos tranquilizó al decirnos:
-Chicos salid-dijo Julián.
-Menos mal-dije saliendo del confesionario-Estábamos
acojonados.
-Era todo un truco-decía Leticia que al ver a Raquel fue a
darle un gran abrazo.
-Veo que ha funcionado-dijo Alex-Increíble.
-Estaba acojonado-dijo Julián.
-Yo sabía que iba a funcionar-mentí.
-Hombre lobo-le dijo Jorge Bermejo a Julián-Ponte una
camisa.
-¿Cómo? Pero si estaba muerto-dijo Leticia que no entendía
nada.
Entonces Julián se levantó, dio la vuelta a Leticia y la dio
un abrazo:
-Lo siento muchísimo-dijo Julián-Perdóname por lo que te he
hecho sufrir
Leticia estaba llorando y le dio un bofetón.
-Julián tu mano derecha…-dijo Jorge Bermejo asustado.
-Que se le va a hacer-dijo mirando aquella terrible marca
que le había dejado Vanesa, una marca para siempre. Cogió su camiseta sucia y
arrancó un trozo de tela, la cual se la anudó a la mano para que no se le
infectase la marca… y para no verla-Leticia ¿Dónde están los demás?-dijo
mientras se ponía una camisa, cómo no, azul
-Allí-dijo Leticia mirando a Julián como si fuera un
fantasma y señalando una zona donde una piedra tenía el símbolo de la EM.
-¿Cómo la abrimos?-dijo Alex viendo que pulsando el símbolo
no se abría.
-Así-dijo Adrián Utrilla que cogió el atril de la Biblia y
lo reventó en el suelo dejándonos ver aquel oscuro sótano con Laura, Noelia,
Mabel, Luis y Jorge.
En ese momento una explosión de jubilo nació entre los
presentes en la iglesia todos estaban felices por aquel reencuentro.
-Lo habéis conseguido-dijo Luis abrazando a Julián.
-No, lo hemos conseguido, todos.
Nos fuimos corriendo hacía la biblioteca y vimos como el
piano que estaba bloqueando la puerta a las catacumbas estaba roto.
-Mierda-dijo Julián- Si que es fuerte.
En ese momento Julián se acordó que cuando el hijo de Vanesa
le perseguía y el cerró la entrada con el piano.
-¿Y este precinto?- Preguntó Luis.
-Es que cuando vino la policía a ver pistas vieron unas
mochilas vuestras aquí-dijo Alex-Y por si acaso, cerraron el colegio hace 3
días.
Quitamos el piano de en medio entre Julián, Alex, Jorge
Bermejo, Adrián y yo y nos adentramos en aquellas horrorosas catacumbas. Allí
había trece cuerpos en el suelo, doce eran ya esqueletos aunque algunos tenían
el uniforme del colegio y otros estaban
desnudos. El otro cuerpo era de la pobre Kathy la cual tenía una sonrisa en la
cara al haber ayudado a Julián a salir de aquel infierno.
-Todo era cierto-dije en voz alta.
-Ósea que no me creíste-dijo Julián
-No… pero… no me negaras que era una historia un poco
extraña ¿no?
-Es verdad ¿No, Julián?-dijo Laura.
Todos lloramos ante el cuerpo de Katherine pero no había que
demorarse más pronto descubrirían lo que habíamos hecho y teníamos que ir a por
una cosa.
-Julián, exactamente ¿hacia dónde vamos?-pregunto Luis
dolorido.
-Hacia el Palacio Real-dijo mientras nos guiaba por la
oscuridad con las linternas-Allí Carlos y Jorge Bermejo os currará las heridas
y allí podréis comer y descansar mientras tengo que echar un ojo a la carta que
encontramos de ese tal LdP.
Allí estábamos en aquella sala gigantesca del palacio real, con la ayuda de Jorge
Bermejo y Julián cerraron la puerta para entrar en aquella sala al subir Julián
no paró de buscar aquella carta que ocultaba algo. Yo curaba a los heridos, les
dimos de comer y ropa limpia aunque seguían sucios ellos me explicaron sus
vivencias en aquel sótano y las escribí en el diario. Cogí a Julián que estaba
alterado, le quité el trozo de tela de la mano y le curé aquella espantosa
marca de su mano derecha. Estaba bien dentro de lo que cabía a esperar, por lo
menos no se le había infectado, le puse unas vendas con vetadine, sus gritos se
oyeron por toda la sala, lo más seguro es que le seguiría sangrando. Se levantó
al terminar extrañado por algo que vio en el suelo de la sala.
-¡Mierda, lo ha quemado!
En ese momento me dirigí hacía el y observé como tenía en
frente unas cenizas que parecían de papel.
-Ahora no sabremos que ocultan-dijo Julián que se sentó en
el suelo depre.
-No-dije en el momento que cenábamos a las 04:00 aquella noche
iba a ser larguísima-Julián tu escribiste la carta en tu diario ¿Recuerdas?
-Cierto, ábrelo quiero saber si es como los libros que
abrimos en la biblioteca
Allí estaba:
Mireya salía hacia la
puerta con las maletas en la mano cuando su madre se puso delante de la puerta.
-Mi enamorado vendrá madre y tu ni nadie lo
podrá evitar-dijo Mireya con gesto desafiante.
-En mi vida he oído desfachatez como esta-le
dijo su madre levantándole la mano y dándole una bofetada.
-Tras estas faltas de respeto a tu hija no
vuelvas a llamarme a si-dijo con lágrimas en los ojos.
-Las faltas de respeto que hablas se las has
hecho tú a tu padre muerto y a mí.
-Tres oportunidades os di y ninguna aprovechasteis.
-Fu… fu…-decía entre dientes como queriendo
reprimir sus deseos de decir lo que quería decir-En mi boca hay una palabra que
me ronda y la voy a gritar ¡Furcia!
-Tes tas pasando madre, una palabra mas y no
me volverás a ver en tu vida-dijo la hija con lagrimas en los ojos-DEL todo te
vas a arrepentir.
Mireya cogió
sus maletas y dando un portazo dejo a su madre
llorando en el sofá rojo de la habitación roja. Pasaron las horas y el
mayordomo entro corriendo hasta llegar donde madre e hija discutieron por
ultima vez.
-Jar…-decía temeroso-Dín...-seguía
titubeando-No se como decírselo señora.
-¿Es crucial que yo lo sepa?-dijo la señora
que tenía marcas de haber llorado-Tén en cuenta mi estado anímico no es el que
era, me siento culpable por lo que le dije a mi hija.
-En… entiendo señora, por…-seguía
nervioso-Fa… por favor señora siéntese.
-Dadas las situaciones en las que nos
encontramos me sentare pero por favor, tranquilizaos-decía mientras se sentaba
y se secaba las lagrimas-Y cuénteme lo que me tenga que contar.
-Con su permiso yo también me sentare-dijo
el mayordomo-Ten señora el pañuelo de la familia de su marido.
-Tas andando por las ramas-la señora había
sido campesina y siempre se le colaba alguna palabra que no fuera refinada, lo
mismo le ocurría a su hija-En… entiendo por tu forma de hablarme que es algo
muy preocupante ¡Cuéntamelo ya!
-Un carruaje a atropellado a su marido y al
novio de su hija-decía decidido-A las 5 de la tarde hace una hora, su marido se
encuentra estable pero el novio de su hija a muerto, su marido me ha dado este
pañuelo para que sepa que esta bien.
-Vez de haber perdido el tiempo en
palabrería debería habérmelo lo dicho na más entrar.
-No era mi intención es que no me salían las
palabras.
-Se nota-dijo la señora poniéndose un
abrigo-Abri vámonos
-Rá… razón no le queda señora.
-La pobre de mi hija-decía pensando en voz
alta-Pu… puede que… no, estará
destrozada.
Se
encaminaron corriendo al hospital de la capital. Cuando llegaron encontraron al
marido de ella con un brazo escayolado y
consolando a su hijastra.
-Er... Erminia está aquí tu madre-dijo
acariciando su pelo y tranquilizándola.
-Ta, mi niña ya esta-dijo consolando a su
hija e indicando al mayordomo que le pusiera su abrigo-Usad mi abrigo
también-colocó el abrigo a su hija consolándola y limpiándole las lágrimas- El
id a nuestra casa y calentar la estancia nos vamos ya.
-Be creo que deberíamos quedarnos hasta el
funeral-dijo su marido.
-So… solo quiero que mi hija se tumbe en su
cama y mañana iremos a su funeral-dijo dirigiendo a su hija a la puerta-De…
despacio mi niña que tu padrastro no nos puede seguir.
-An... ante todo lo siento otra vez hija
mía-dijo saltándole las lágrimas en los ojos-Gel… gélido me quede cuando ese
despreocupado nos arroyo-se quitó su abrigo y se lo puso a su mujer-Y que sepas
que me salvó la vida a su novio mi amor.
-Los dos sabemos que ese hombre era una mala
influencia-dijo mientras veía que su hija se quedaba dormida apoyando su cabeza
entre sus piernas-De dios lo guarde pero está mejor muerto ¿Cómo ocurrió?
-Dos horas antes de ahora yo me dirigía a
evitar que ese hombre se marchará con ella-dijo mientras se secaba con la mano
que le quedaba sus gafas-En eso yo le cogí de la sisa y empezamos a en zarparnos en una pelea
callejera-se volvió a colocar las gafas y giró su cabeza a la calle-Los dos nos
tiramos a la carretera y un loco nos arroyó él no intento salvarme lo he dicho
para que ella no sospechará nada de lo que ha pasado.
-Ojos que no ven corazón que no siente-dijo
la mujer-Del to sabrá mi hija que ese hombre no era lo que nosotros sabemos
un-hizo una pausa dramática por que creía que su hija se despertaría-Demonio.
-Que extraño esto está lleno de
diálogos-dijo Luis-Los libros no los tenían.
-Y si coges la primera palabra o letra
de cada línea no dice nada-dijo Carlos.
-Diálogos-dijo Julián y empezó a reírse
cogió su diario arrancó una página y escribió algo-Más incógnitas pero una ya
la he descubierto-dijo con una sonrisa.
Capítulo 3: De cómo descubrieron las incógnitas.
A lo largo de mi vida me he dado cuenta
de que somos los mejores resolviendo pistas y corriendo delante de tíos
armados.
-¿Cómo?-dijo Jorge-¿Lo has
resuelto?
-En parte-dijo Julián que cogió el diario y lo puso en el
suelo para que todos lo viésemos- Veamos Luis ¿Que dijiste antes?
-¿El que? ¡Ah! Lo de que está lleno de diálogos y en el
libro que nosotros teníamos no había ni uno ¿No?
-Exacto. Si miramos las primeras palabras de cada empiece de
diálogo encontraremos el mensaje oculto.
-Por eso los diálogos son tan raros ¿No?-dijo Raquel.
-Sí, miradlo por vuestra cuenta
Nos acercamos y vimos el mensaje tan claro como lo había
visto Julián:
Mireya
salía hacia la puerta con las maletas en la mano cuando su madre se puso
delante de la puerta.
-MI
enamorado vendrá madre y tu ni nadie lo podrá evitar-dijo Mireya con gesto
desafiante.
-EN mi
vida he oído desfachatez como esta-le dijo su madre levantándole la mano y
dándole una bofetada.
-TRAS estas faltas de respeto a tu hija no vuelvas a llamarme a
si-dijo con lágrimas en los ojos.
-LAS
faltas de respeto que hablas se las has hecho tú a tu padre muerto y a mí.
-TRES
oportunidades os di y ninguna
aprovechasteis.
-FU…
fu…-decía entre dientes como queriendo reprimir sus deseos de decir lo que
quería decir-EN mi boca hay una
palabra que me ronda y la voy a gritar ¡Furcia!
-TES
tas pasando madre, una palabra mas y no me volverás a ver en tu vida-dijo la
hija con lagrimas en los ojos-DEL todo
te vas a arrepentir.
Mireya
cogió sus maletas y dando un portazo dejo a su madre llorando en el sofá rojo de la habitación
roja. Pasaron las horas y el mayordomo entro corriendo hasta llegar donde madre
e hija discutieron por ultima vez.
-JAR…-decía
temeroso-DÍN...-seguía titubeando-NO se como decírselo señora.
-¿ES crucial
que yo lo sepa?-dijo la señora que tenía marcas de haber llorado-TÉN en cuenta mi estado anímico no es
el que era, me siento culpable por lo que le dije a mi hija.
-EN…
entiendo señora, por…-seguía nervioso-FA…
por favor señora siéntese.
-DADAS las situaciones en las que nos encontramos me sentare pero por
favor, tranquilizaos-decía mientras se sentaba y se secaba las lagrimas-Y cuénteme lo que me tenga que contar.
-CON
su permiso yo también me sentare-dijo el mayordomo-TEN señora el pañuelo de la familia de su marido.
-TAS
andando por las ramas-la señora había sido campesina y siempre se le colaba
alguna palabra que no fuera refinada, lo mismo le ocurría a su hija-EN… entiendo por tu forma de hablarme
que es algo muy preocupante ¡Cuéntamelo ya!
-UN carruaje a atropellado a su marido y al novio de su hija-decía
decidido-A las 5 de la tarde hace
una hora, su marido se encuentra estable pero el novio de su hija a muerto, su
marido me ha dado este pañuelo para que sepa que esta bien.
-VEZ
de haber perdido el tiempo en palabrería debería habérmelo lo dicho na más
entrar.
-NO
era mi intención es que no me salían las palabras.
-SE
nota-dijo la señora poniéndose un abrigo-ABRI
vámonos.
-RÁ…
razón no le queda señora.
-LA
pobre de mi hija-decía pensando en voz alta-PU… puede que… no, estará
destrozada.
Se
encaminaron corriendo al hospital de la capital. Cuando llegaron encontraron al
marido de ella con un brazo escayolado y
consolando a su hijastra.
-ER... Erminia está aquí tu madre-dijo acariciando su pelo y
tranquilizándola.
-TA, mi niña ya esta-dijo consolando a su hija e indicando al
mayordomo que le pusiera su abrigo-USAD mi
abrigo también-colocó el abrigo a su hija consolándola y limpiándole las
lágrimas- EL id a nuestra casa y
calentar la estancia nos vamos ya.
-BE creo
que deberíamos quedarnos hasta el funeral-dijo su marido.
-SO… solo quiero que mi hija se tumbe en su cama y mañana iremos a
su funeral-dijo dirigiendo a su hija a la puerta-DE… despacio mi niña que tu padrastro no nos puede seguir.
-AN... ante todo lo siento otra vez hija mía-dijo saltándole las
lágrimas en los ojos-GEL… gélido me
quede cuando ese despreocupado nos arroyo-se quitó su abrigo y se lo puso a su
mujer-Y que sepas que me salvó la
vida a su novio mi amor.
-LOS dos sabemos que ese hombre era una mala influencia-dijo
mientras veía que su hija se quedaba dormida apoyando su cabeza entre sus
piernas-DE dios lo guarde pero está
mejor muerto ¿Cómo ocurrió?
-DOS horas antes de ahora yo me dirigía a evitar que ese hombre se
marchará con ella-dijo mientras se secaba con la mano que le quedaba sus gafas-EN eso yo le cogí de la sisa y empezamos a en zarparnos en una pelea
callejera-se volvió a colocar las gafas y giró su cabeza a la calle-LOS dos nos tiramos a la carretera y un
loco nos arroyó él no intento salvarme lo he dicho para que ella no sospechará
nada de lo que ha pasado.
-OJOS que no ven corazón que no siente-dijo la mujer-DEL to sabrá mi hija que ese hombre no
era lo que nosotros sabemos un-hizo una pausa dramática por que creía que su
hija se despertaría-DEMONIO.
-“Mientras las tres fuentes
del jardín no estén enfadadas y contentas en una vez, no se abrirá la puerta,
usad un beso de ángel y los dedos en los ojos de demonio”-leí con entusiasmo-¿Otro misterio?
-En efecto. ¿A que fuentes se refieren? ¿A que jardín?-dijo
Julián.
-A nuestro colegio no se refiere-dijo Alex-Porque solo hay
dos fuentes en distintos patios.
-Es muy difícil pensar en un jardín con tres fuentes-dijo
Jorge Bermejo-Sin saber que jardín se refiere.
-¿Se referirá al jardín Botánico?-dijo Leticia-Ya sabéis por
lo de que Juan de Villanueva era de la EM.
-Quizás pero ¿Qué fuentes hay en el jardín botánico?-dijo
Laura.
-Muchas pero aquellas que puedas besar y no sé que de dedos
en los ojos del demonio ninguno-dijo Noelia.
-Eso se refiere a estatuas y fuentes-dijo Adrián.
-Claro-dijo Mabel-No están dentro sino alrededor. En el
paseo del Prado.
-Quizás las fuentes sean la de Cibeles-dijo Luis.
-La de Neptuno-dijo Leticia.
-Y la de Apolo que esta ente Cibeles y Neptuno-dijo Julián.
-Esperad un momento-dijo Jorge Ruiz-¿Me estáis diciendo que
debemos ir a Cibeles, Apolo y Neptuno a la vez? Por que es imposible.
-No idiota-dijo Alex-Tenemos que hacer lo de beso de ángel y
lo del demonio a la vez.
-¿Pero que es lo que tenemos que hacer exactamente?-dijo
Mabel.
-Pues claro tonta, las debemos dar un beso en la boca para
que están contentas-dijo Laura-Beso de ángel.
-Y después hay que meterle los dedos en los ojo para que estén
enfadadas-dijo Noelia-Dedos en los ojos de demonio.
Para hacer esta pesquisa nos tiramos seis horas pero aunque
tardamos ya sabíamos que hacer. Ir a las fuentes del Paseo del Prado darles un
beso en la boca meterles los dedos en los ojos y así en alguna zona del jardín
botánico, quizás con suerte en la entrada, se abriría la puerta que ocultaría
el oro de los templarios, unos objetos que la gente desearía tener en su museo
más próximo.
Eran las once de la mañana cuando no veíamos en el palacio
ninguna forma de escapar así que Julián, Jorge Bermejo y yo bajamos las
escaleras para averiguar si podíamos huir por el colegio. Al principio por la
habitación que daban al Palacio Real todo estaba tranquilo pero en cuanto
llegamos a la sala donde empezó todo… allí una figura encapuchada, la que había
visto Leticia, daba ordenes a Vanesa la cual sin darse cuenta de nuestra
presencia se dio la vuelta y se fue al gimnasio grande. El encapuchado encendió
una cerilla y la tiró a la sala donde estaban los cadáveres y una llama de
fuego gigante salió respirando a la habitación, el encapuchado se giró para
evitar quemaduras y en ese momento nos dejo ver la cara de Leonel Malhadas al
echarse la capucha para atrás, aquel chaval que se suponía que estaba muerto,
nos quedamos de piedra, en ese preciso instante en el que le descubrimos sacó
unas pistolas azules y nos empezó a disparar. Salimos corriendo hacía el
Palacio Real, nuestros gritos alertaron a los del palacio y nos esperaron para
poder cerrar la puerta justo en el momento que Leonel nos disparó y alcanzó a
Luis en la otra pierna que no había recibido un tiro.
-Otra vez no-gritó enojado.
En ese momento mientras yo curaba a Luis y mientras oíamos a
Leonel forcejeando la puerta que estaba bloqueada con la mesa de las pantallas
escuchamos una revelación de Julián.
-Leonel no estaba muerto-dijo Julián-Cuando tiraron el
cadáver enfrente mía no era el de Leonel sino José Martínez.
-Ostias-dijo Leticia-Pero si él es el de las pistolas azules
eso quiere decir que es el jefe de Vanesa León como yo vi.
-Eric Duque-dijo Luis que se incorporaba cuando había
acabado, tenía que tener cuidado con los puntos lo más seguro que no podría
correr-El de los libros, el senescal de la EM.
-Vale ahora si tenemos que salir de aquí-dijo Adrián
nervioso y en ese momento observó un dibujo en una zona de la pared este:
>>Chicos mirad esto-dijo señalando aquel extraño
símbolo.
-Es como el de las cartas del tal Ismael Dex-dijo Mabel.
-Voy a presionarlo-dijo Adrián en ese momento se oyó un
crujido y un trozo de pared tan grande como una puerta se echó a atrás y se
metió a la derecha dejándonos ver una pasillo que conducía a la Catedral de la
Almudena, la luz del sol hizo que Luis, Mabel, Leticia, Laura y Noelia
parpadeaban muchas veces los ojos pero por fin habíamos dejado atrás aquellas
horribles catacumbas. El pasillo era oscuro y angustioso, nunca se había usado
aquel pasillo lleno de telarañas y ratas, menos mal que la travesía solo duró
unas horas. Allí en la plaza de oriente se respiraba la tranquilidad por fin
todo había acabado o eso creíamos.
En el momento en el que dimos un paso en la plaza de oriente
con aquella arena que nos entraba incluso en las zapatillas nos sentimos
vigilados y eso que en el parque había mucha gente con sus hijos, personas
leyendo periódicos de la mañana y chicos de nuestra edad jugando al futbol. Un
hombre que estaba leyendo se quitó las gafas de sol dejando ver que era el
profesor de Ingles el Sr. Duque apartó el Alfa y Omega y sacó una pistola roja
como el fuego y nos disparó pero no tenía sus gafas de ver lejos así que falló. Ese disparo que me pasó
rozando nos advirtió y salimos corriendo entonces Braulio León también apareció
y empezaron a dispararnos con mucha ferocidad. Luis cayó al suelo pero con la
ayuda de Alex y Julián pudimos llevarle, los puntos habían saltado y sangraba
mucho. Nos costó pero conseguimos escapar de aquellos fieros asesinos que nos
perdieron en la distancia. Llegamos con mucha prisa a mi casa mientras abría la
puerta y Alex y Julián que cargaban con Luis fueron los primeros en entrar para
dejar en el sofá al herido Luis. Pude observar que la venda que de la mano
derecha de Julián estaba teñida de rojo, al parecer el símbolo sabía que Julián
quería olvidarse de él y por ello se hacía notar, al darse cuenta de que le
miraba me lanzó una mirada como diciendo que primero Luis.
-Haber pensemos ¿Por qué vamos a casa de Carlos? ¿Y no a la
policía?-dijo Raquel.
-¿Quién nos va a creer?-dijo Jorge Bermejo.
-Eso tienes razón... pero al estar ellos aquí podemos
llevarles a comisaría y decirles lo que ha pasado-dijo Raquel.
-Tenemos que curar a Luis. Se tienen que duchar y luego
veremos nuestro siguiente paso-dijo Julián muy serio, mientras se quitaba la
venda y se curaba la mano con dolor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario